Letra, música e intérprete: Jaime López.
Disco: sin editar en disco, grabada para Radio Educación.
Lo que te voy a contar,
no se lo digas a nadie;
tiene que ver, ya lo sabes,
con alguien que nunca he dejado de amar.
…con alguien que nunca he dejado de amar…
Este post es especial en varios sentidos. Primero, porque no se centra en el análisis de una rola, motivación y sentido de este blog. Segundo, porque la canción que lo inspira es especial en sí misma. Y tercero, porque es más un homenaje que cualquier otra cosa. La rola Lo que te voy a contar de Jaime López sí está editada en disco; es un loco y cachondo danzón a capella, muy a la López, y aparece en el disco Oficio sin beneficio. Pero la versión que ponemos aquí, gracias a la generosidad de Rodrigo de Oyarzábal, se grabó para servir como rúbrica de entrada y salida del programa En el rol de todos los días de Radio Educación. Esta versión, que reduce la canción original a unas cuantas frases, la canta Jaime sobre el piano de Jorge Coco Bueno. Y era, como dije, la entrada para un programa que significó mucho, y a ratos todo, para el rock mexicano. Tras la era del rock’n’roll y sus covers más o menos fallidos, todo espacio para el rock se restringió hasta la asfixia. En los medios, pero también en los lugares para tocar. Luego vinieron los hoyos fonkys, bodegas infectas y marginales, en que no eran raras las condiciones precarias en equipo, los pleitazos y las agresiones a los mismos músicos. Por ello, sólo el naciente rock urbano y las variantes del rock pesado se sintieron más o menos cómodos ahí (más bien, se adaptaron desde la resignación y el contraataque verbal). Los grupos más sofisticados se limitaron a las escuelas, sobre todo la UNAM, y algún café o foro escondidos, que no tardaban en cerrar. Pero con la moralidad de innombrables sexenios, llegó la cerrazón total, y no quedó ni eso. Es en este momento que aparece En el rol de todos los días, que se convirtió prácticamente en el espacio único en el cuadrante para el rock en español, principalmente mexicano. Y no sólo para los escasos discos que lograban grabar grupos y solistas. No: de pronto el estudio de grabación de la estación fue la tabla de salvación para los rockeros con menores recursos, sobre todo los rupestres. Gracias al estudio y a la cabina del programa, el material inédito de Rockdrigo, Roberto Ponce, Jaime López, Roberto González, Jaime Moreno Villarreal, Iván Rosas, etc., pudieron llegar a un público limitado, pero sediento de letras y música de calidad. Y en muchos de los casos mencionados, ese material sigue siendo el único con el que podemos conocer la obra de músicos excepcionales. Yo (como seguramente muchos radioescuchas) esperaba puntualmente el programa y, grabadora casera en mano, fui adquiriendo material hoy casi exclusivo, histórico (mucho del cual he difundido en ambos blogs). Uno no puede dejar de lamentar que todo ese trabajo no esté en disco. La estación es la dueña de los derechos, y su lógica no es la de una disquera, así que es imposible exigir nada: son las condiciones de la cultura mexicana, que hace que músicos tan significativos en la historia del rock, algunos de la máxima calidad existente, sólo hayan podido dejar esos demos, transitorios, hechos para la radiodifusión, no para la edición, ni lógicamente para la venta. Pero En el rol de todos los días fue el oasis ante este panorama (existieron algunos otros casos, como los programas de Enrique Falcón, el posterior Banda Rockera, los que luego conduciría Briseño, y algunos otros, además de los espacios de programación libre y sin horario fijo en la misma Radio Educación, Radio Universidad, etc., pero mucho más limitados, centrados absolutamente en el material editado, que aun hoy sigue siendo escaso). Los años que duró este espacio creado y conducido por Rodrigo de Oyarzábal, nos permitieron escuchar material inédito, novedades, programas de complacencias, programas especiales (como una radionovela armada con fragmentos de rolas, que lamentablemente quedó a medias, por el cierre del programa, si mal no recuerdo), y aun a los músicos en vivo, tanto solistas en entrevista, como grupos (sobre todo cuando se presentaban en el programa inmediato anterior, Prohibido tocar, sobre sexualidad, conducido por Paty Kelly, y que se quedaban a seguir tocando en el de Rodrigo). Recuerdo con gran nostalgia, por ejemplo, una ocasión en que se armó un programa de palomazos, con Gerardo Aguilar de Mamá-Z, Gerardo Enciso, Jaime López, Nina Galindo, Choluis y algún otro invitado, pasándose la guitarra, conversando y cantando en vivo. Un deleite. Y otro, que presentaba las mejores canciones según la votación de la gente (mi frustración ante algunas de las elegidas seguramente inspiró inconscientemente el blog de Las 100 mejores canciones del rock mexicano, se me ocurre ahora), y que yo anotaba en un papel, que todavía debe andar rodando, amarillento, por alguna caja en algún rincón. Todos ejemplos de placer, sorpresa ante las novedades, rabia cuando se me iba alguna canción al levantarme de la silla por alguna distracción, etc.
Disco: sin editar en disco, grabada para Radio Educación.
Lo que te voy a contar,
no se lo digas a nadie;
tiene que ver, ya lo sabes,
con alguien que nunca he dejado de amar.
…con alguien que nunca he dejado de amar…
Este post es especial en varios sentidos. Primero, porque no se centra en el análisis de una rola, motivación y sentido de este blog. Segundo, porque la canción que lo inspira es especial en sí misma. Y tercero, porque es más un homenaje que cualquier otra cosa. La rola Lo que te voy a contar de Jaime López sí está editada en disco; es un loco y cachondo danzón a capella, muy a la López, y aparece en el disco Oficio sin beneficio. Pero la versión que ponemos aquí, gracias a la generosidad de Rodrigo de Oyarzábal, se grabó para servir como rúbrica de entrada y salida del programa En el rol de todos los días de Radio Educación. Esta versión, que reduce la canción original a unas cuantas frases, la canta Jaime sobre el piano de Jorge Coco Bueno. Y era, como dije, la entrada para un programa que significó mucho, y a ratos todo, para el rock mexicano. Tras la era del rock’n’roll y sus covers más o menos fallidos, todo espacio para el rock se restringió hasta la asfixia. En los medios, pero también en los lugares para tocar. Luego vinieron los hoyos fonkys, bodegas infectas y marginales, en que no eran raras las condiciones precarias en equipo, los pleitazos y las agresiones a los mismos músicos. Por ello, sólo el naciente rock urbano y las variantes del rock pesado se sintieron más o menos cómodos ahí (más bien, se adaptaron desde la resignación y el contraataque verbal). Los grupos más sofisticados se limitaron a las escuelas, sobre todo la UNAM, y algún café o foro escondidos, que no tardaban en cerrar. Pero con la moralidad de innombrables sexenios, llegó la cerrazón total, y no quedó ni eso. Es en este momento que aparece En el rol de todos los días, que se convirtió prácticamente en el espacio único en el cuadrante para el rock en español, principalmente mexicano. Y no sólo para los escasos discos que lograban grabar grupos y solistas. No: de pronto el estudio de grabación de la estación fue la tabla de salvación para los rockeros con menores recursos, sobre todo los rupestres. Gracias al estudio y a la cabina del programa, el material inédito de Rockdrigo, Roberto Ponce, Jaime López, Roberto González, Jaime Moreno Villarreal, Iván Rosas, etc., pudieron llegar a un público limitado, pero sediento de letras y música de calidad. Y en muchos de los casos mencionados, ese material sigue siendo el único con el que podemos conocer la obra de músicos excepcionales. Yo (como seguramente muchos radioescuchas) esperaba puntualmente el programa y, grabadora casera en mano, fui adquiriendo material hoy casi exclusivo, histórico (mucho del cual he difundido en ambos blogs). Uno no puede dejar de lamentar que todo ese trabajo no esté en disco. La estación es la dueña de los derechos, y su lógica no es la de una disquera, así que es imposible exigir nada: son las condiciones de la cultura mexicana, que hace que músicos tan significativos en la historia del rock, algunos de la máxima calidad existente, sólo hayan podido dejar esos demos, transitorios, hechos para la radiodifusión, no para la edición, ni lógicamente para la venta. Pero En el rol de todos los días fue el oasis ante este panorama (existieron algunos otros casos, como los programas de Enrique Falcón, el posterior Banda Rockera, los que luego conduciría Briseño, y algunos otros, además de los espacios de programación libre y sin horario fijo en la misma Radio Educación, Radio Universidad, etc., pero mucho más limitados, centrados absolutamente en el material editado, que aun hoy sigue siendo escaso). Los años que duró este espacio creado y conducido por Rodrigo de Oyarzábal, nos permitieron escuchar material inédito, novedades, programas de complacencias, programas especiales (como una radionovela armada con fragmentos de rolas, que lamentablemente quedó a medias, por el cierre del programa, si mal no recuerdo), y aun a los músicos en vivo, tanto solistas en entrevista, como grupos (sobre todo cuando se presentaban en el programa inmediato anterior, Prohibido tocar, sobre sexualidad, conducido por Paty Kelly, y que se quedaban a seguir tocando en el de Rodrigo). Recuerdo con gran nostalgia, por ejemplo, una ocasión en que se armó un programa de palomazos, con Gerardo Aguilar de Mamá-Z, Gerardo Enciso, Jaime López, Nina Galindo, Choluis y algún otro invitado, pasándose la guitarra, conversando y cantando en vivo. Un deleite. Y otro, que presentaba las mejores canciones según la votación de la gente (mi frustración ante algunas de las elegidas seguramente inspiró inconscientemente el blog de Las 100 mejores canciones del rock mexicano, se me ocurre ahora), y que yo anotaba en un papel, que todavía debe andar rodando, amarillento, por alguna caja en algún rincón. Todos ejemplos de placer, sorpresa ante las novedades, rabia cuando se me iba alguna canción al levantarme de la silla por alguna distracción, etc.
En fin, En el rol de todos los días compiló bandas sonoras de varias existencias. La mía, sin duda alguna. Pero más aún: su cierre, injusto, doloroso, producto de una decisión lamentable y estúpida de alguna autoridad, significó el fin de la difusión del rock mexicano no comercial. Y por ello, significó indiscutiblemente una influencia para abrir y sostener los espacios como estos blogs (y seguramente tantos otros) en los nuevos medios, más libres, pero de acceso más difícil. Vaya entonces este pequeño homenaje a En el rol de todos los días, y un agradecimiento profundo a Rodrigo de Oyarzábal por su resistencia, y por seguir, tercamente, como debe ser, ayudando ([me] y [nos]) a que el rock mexicano de calidad se difunda y valore.
Hola, Buen post, nadamas imagina la repercusión del programa, que Yo sin tener acceso a el, lo conocia, es mas tengo algunos programas grabados, o parte de ellos, radionovela etc...Duda la rola de "el rol debe seguir" también fue rubrica?
ResponderEliminarAcá en Cancun también teníamos un programa donde programábamos Rock, en lo personal primero le llevaba música a Andiversión (el de Nathabisk) para que programe en Radio Caribe, y después de un tiempo en Radio Ayuntamiento durante varios años tuvimos varias horas los fines de semana.
Como me enteraba, estando tan lejos, de como se movia la escena roquera? pues a traves de revistas y fanzines, sobre todo la Banda Roquera de Vladimir y el Conencte de JL Pluma.
En fin!
Saludos
Alex
Me llama la atención esta frase "hechos para la radiodifusión, no para la edición, ni lógicamente para la venta" siendo que es bien sabido(pregunten en el chopo), que el propio Oyarzabal saco un beneficio económico vendiendo copias de esas grabaciones, con unas portadas muy conocidas que incluso hoy se repiratean y pueden checarse en algunos blogs.
ResponderEliminarSin duda el trabajo de Oyarzabal en la época merece reconocimiento, pero también queda sobre él la sombra de su soberbia y de del manejo discrecional que siempre ha hecho de ese material.
Saludos
Ramón García
Estimado Alex, me alegra que tanta distancia no haya impedido conocer el programa. Y obviamente no pude referirme a la radio de provincia, por desconocerla, auqnue sé que son varios los casos, como Radio Mexiquense, alguna estación de Chiapas (no recuerdo el nombre), etc. Genial que hayas podido también difundir el rock mexicano por allá.
ResponderEliminarUn gran saludo.
Estimado Ramón, como desconozco lo que cuentas (no radico en el D.F. desde hace un buen tiempo), no puedo pronunciarme. Además, la idea de este espacio tampoco es la polémica personal, sino sobre la música misma; sin embargo, así como está abierto para tu opinión, también lo está para los descargos de Rodrigo, si es que considera necesario hacerlos. Por mi parte, me refería a una edición oficial del material de la estación, que llegara a las tiendas. En todo caso, la relación de Rodrigo con los músicos era directa, y cualquier material vendible era con su autorización (lo prueba que esas relaciones las mantiene), así que si hizo lana de esa manera, es prfectamente válido. Si los músicos quisieron que así fuera, por la relación con él, es lógico su uso discrecional, tal como yo puedo prestarle mis libros, y los que me permitan prestar otros dueños (o regalarlos fotocopiados y aun venderlos, para hacer más exacta la comparación) a quien yo quiera. Estos espacios son la mejor prueba de que estoy por la difusión del rock mexicano (es evidente que yo no gano nada con ello más allá de la satisfacción personal). Pero la generosidad acaso puede pedirse (y, por tanto, la negativa es válida), pero nunca será obligatoria. El material que Rodrigo ha compartido conmigo ha sido sin ninguna condición ni costo. Lo ha hecho así porque opina gentilmente que el sentido de este espacio (y, por lo tanto, el uso de ese material) es ético. Tiene derecho a negarlo cuando no lo considere así, y eso sólo lo determina él, sin importar quién esté de acuerdo o en desacuerdo. Eso no es soberbia, si es que a eso te refieres, sino simple uso de la libertad para elgir con quién se comparte algo, sea gratuitamente, sea a través de una venta. Además, si es que está al alcance en el Chopo (insisto: lo desconozco), ¿entonces cabe aún la queja?
ResponderEliminarComo sea, el resto de este tema podrás discutirlo (lo mismo que cualquier otro que opine algo similar) con Rodrigo aquí o en el espacio que deseen. Lo único que sí aviso (o vuelvo a avisar, porque ya lo dije en el otro blog), como parte también del ejercicio de libertad que me da ser el creador del espacio, es que éste está absolutamente abierto a toda opinión. Pero también irreductiblemente cerrado a cualquier insulto.
Un saludo, y gracias por la visita y la opinión.
Ay, cómo la hacen de tos... Si el Rodrigo es prole como todos los naquitos que visitamos este bloc
ResponderEliminarLo que se dice aquí me hace pensar que el escritor es un integrante de Lucerna. ¿Juan Pablo? ¿Jorge? Porque ese grupo era bastante malo y se les da un trato dicen cosas de rockstars que no vienen al caso. Yo les escuche en TTuxtla Gutierrez y me parecieron limitados. ¿Estoy en lo correcto, quien eres?
Eliminarjosé luis magaña
Anónimo:
ResponderEliminarDe pronto me sentí como Lennon cuando le dijeron que "Lucy in teh sky with diamonds" tenía las siglas del LSD, y según cuenta, se puso a buscar en otras letras a ver dónde ciablos estaban los mensajes ocultos... Releo este post (es aquí donde dejas tu comentario, así que es lógico), y no veo ninguna mención a Lucerna Diogenis. Me queda suponer (insisto, dado que está en este post tu comentario, no veo por qué deba suponer otra cosa, pero en fin) que te refieres al blog entero, o incluso a la suma de los dos. Y sinceramente no veo en qué puedes basar semejante alucinación. Como no soy el oráculo griego, no tengo idea ni puedo saber qué grupo o solista puedas encontrar "malo", ni tú ni cualquier lector. Tampoco tengo idea de qué grupos puedas conocer tú o cualquier lector. Por ello, perfectamente alguien puede hallar "malos" a Iván Rosas, Jaime Moreno Villarreal, Roberto Ponce, etc, y desconocerlos, porque son músicos que no tienen disco, así que sería más lógico que fueran desconocidos, comparados con Lucerna, que sí tiene grabaciones, y que, según tú mismo cuentas, tú mismo conoces. No necesitaba hacerlo para saberlo, pero aún así revisé mis blogs, y veo frases de igual o mayor entusiasmo por la obra de estos otros autores, y sin embargo no supones que yo sea ni Moreno Villarreal, ni Iván Rosas, ni Beto Ponce. Así que sinceramente no me explico qué puede llevarte a pensar que soy miembro de Lucerna, y no alguno de esos otros, o parte de "Tierra Baldía", "Mamá-Z", "Quintana Roo" o culquier otro grupo. Es más: si lees con atención, señalo errores en la obra de Lucerna (de grabación, de ejecución, etc.), que no señalo, por poner otro ejemplo, en la de MCC, y no por eso supones que pertenecí a ese grupo. Y por su parte, como en el caso de Lucrna sí señalo errores de Trolebús, Follaje, y hasta Real de Catorce, Arturo Meza, y aun Jaime López, y tampoco supones que sea alguno de ellos. ¿Cuál es entonces el criterio que utilizaste para tu suposición? Francamente ni siquiera puedo imaginarlo. Y así como a ti Lucerna te parece mal grupo, a otros lectores no, como los amigos Margarito y Ariel. Yo expongo mis opiniones críticas y análisis a título personal, tratando de sustentarlos académicamente, profesionalmente. Por ello, insisto: no puedo saber quién comparte o no comparte mi punto de vista. Tú no lo compartes en el caso de Lucerna, y es todo tu derecho, pero eso nada tiene que ver con tu suposición absolutamente antojadiza y gratuita sobre mi identidad.
continuación:
ResponderEliminarPor su parte, respecto a esto último ya señalé que mantengo el anonimato para que sean las ideas lo que importa, y no el analista. Pero también he compartido incidentalmente algunos datos sobre mí, como que aunque toqué en grupos no dejé obra perdurable, y que mi vida se fue por otro camino, el del estudio del análisis del arte y el académico, datos que bastarían para saber que no soy un músico ni conocido ni activo, así que una vez más es tu bajo nivel de comprensión de lectura lo único que me explica unas suposiciones tan gratuitas. No sé a qué "cosas de rockstar" te refieres, pero en todo caso, dado lo dicho colocar mi nombre en un blog tampoco significaría nada para nadie, como no significa nada para mí leer que firmas "José Luis Magaña". Siguiendo tu criterio, si a gratuidades vamos, perfectamente podría suponer que eres otra persona, con otro nombre, o por ejemplo de un grupo que no está en la lista del otro blog, o un enemigo personal de Lucerna (si es que los tiene) que aprovecha el espacio para atacarlos, o un productor resentido con ellos porque discutieron, o hasta una ex-novia de alguno de ellos que vuelca su rencor pasional, etc. Francamente entrar a una dinámica así de surrealista y pobre no me interesea, ni mucho menos si se me "exige" con tanta prepotencia que diga "quién soy". Mucho mejor hubiera sido que en cada post sobre Lucerna o cualquier otro grupo que te parezca malo (supongo que habrá otros, como ha pasado con todos los lectores) pudieras argumentar por qué opinas diferente, cuáles son tus fundamentos literarios y musicales para respaldar tu opinión, y permitir así el debate verdadero. Al centrarte en mi identidad, sólo demuestras que no posees esos argumentos, y para serte sincero, al ser el único lector que concluye semejantes tonterías, y que se centra en el analista en lugar de los análisis, a pesar de que el anonimato es justo lo que busca, también te has convertido en el lector con nivel más pueril de todos cuantos han venido, y dado que son ya más de cien mil, eso sí que es verdaderamente "malo" y "limitado"...
Si que hay personajes raros en este mundo, mi buen pingüino...
ResponderEliminarUy, amigo Luis, vaya que sí... Cuando planeaba el primer blog inevitablemente imaginé varias opiniones posibles, en aras de encontrar una estrategia para ver qué responder, qué aceptar, qué rechazar, en qué tono, etc. Pero el nivel bizarro de comentarios como los de José Luis Magaña y otros que han aparecido por aquí superan cualquier previsión posible... Uno siempre cree que se va curtiendo con los años, pero no hay caso, las variaciones de la miseria humana son infinitas, y al parecer siempre superarán mi desencanto... Casos como éste me llevan a recordar que es más que factible, debido al carácter cibernético (entiéndase ciego, sin rostro) de esta comunicación, que más de una vez uno puede estar enfrascándose con un adolescente, sin saberlo, enfrentándose con su inevitable complejo de inferioridad, que se vuelca en un patético afán de autoafirmación, como el de estos comentarios. Ni hablar, gajes del oficio al escoger un medio público... En todo caso, gracias por el paro moral, amigo Luis.
ResponderEliminarUn abrazo.
Orales, Pinguinazo, no sé porque nunca escuche ni he escuchado los varios programas que ha tenido el buen Rodrigo de Oyarzábal, aun sus páginas de la WEB no las frecuento, o a la mejor si se, como el cuate Ramón García que escribió antes, recuerdo los escritores de antaño en las revistas Conecte, Sonido, Banda Rockera, siempre lo calificaron de soberbio y gandalla y leyendo tu blog de ”las 100 mejores..” aparece el buen amigo Rodrigo con su molesto YO-YO, en su casa, en su programa, en su… en fin, pero ese es su rol de todos los días.
ResponderEliminarHablando de las revistas, híjole!! Tuve un buen rato de locura y cada semana las compraba, existían muchas tiendas de revistas y me pasaba un buen de tiempo comprando revistas “viejas” en aquellos años 70´s las revistas “PELO” “CONECTE TIPO PERIODICO”, el SONIDO que traía poca información rockera pero unas fotos a colores de pelos ahí escribía el buen Oscar Sarquiz, los libros especiales que sacaron Jose Luís Pluma “el rock su letra y su poesía”, Roberto Vazquez “Rock Progresivo” este libro fue mi biblia para sumirme en el rock progresivo, aun me faltan algunos discos que el comento en ese libro, “el punk”, escritos rockeros de Victor Roura, Juan Villoro, etc. Bonches de posters que pensaba pegar en las paredes de mi cuarto si algún día tuviera uno, nunca pude.
Y todo ese material -yo ya casado- fue a dar a 2 cajas de Huevo y amarradas con lazos y guardadas hasta abajo del bonche de trebejos y un día que quise enseñarles algo de Rock de mi época a mis hijas y sacar unos posters para pegarlos en sus cuartos!!, mis tesoros ya no estaban mi viejita las tiro a la basura, casi me divorcio y como cantaran los amigos de CODA, “aun te amo, aun te extrañoooo” diantres.
Regesando a la rúbrica, esa rolita del Jaime Lopez, fue una de las primeras que a mí me engancho al movimiento rupestre, en el viejo casete que te pase hace algún tiempo, y que a capela le sale fenomenal, en la rúbrica siento que lo toma con sarcasmo en la parte de tocarla como tango ya que no ha sido muy amigo de los argentinos, que en la rola “mi amor es ese perro muerto en el baldío junto al diablo” dice “i yo me rio de la plata” y en otra rola anónima porque nunca la grabo “cuando éramos menos” también le atiza a los argentinos.
Cosas que tiene la vida, luego te cuento otra historia que me paso como con las revistas pero con discos.
Saludos radiales mi buen ave parada en la antena del Radio, jejeje.
Como siempre, chido que compartas tu vivencia, amigo Margarito. Yo nunca fui de revistas (salvo "Proceso", y un tiempo "El chamuco", pero que como sabemos no son de rock), siempre se me fue la lana en los discos...
ResponderEliminarRespecto a lo que dices de Rodrigo de Oyarzábal, yo ya dije lo que tenía que decir en la respuesta a Ramón. Sólo te agregaría que me parece mal sistema fundamentar una opinión sobre alguien desde lo que opina de él un tercero, por más confiable que parezca, porque es más que posible que influyan sus propios resentimientos, contradicciones, frustraciones y tendencias, que seguramente no coincidirían con las tuyas si vivieras la experiencia por ti mismo. Por ello, yo prefiero opinar desde mi propia experiencia directa con Rodrigo, que se limita a dos fuentes: 1) como radioescucha de su programa, donde nunca sentí esa autorreferencia que señalas; al contrario, muchas veces su participación se limitó a anunciar la siguiente rola y leer algún llamado, cuando el programa iba de complacencias. Y cuando entrevistaba en cabina a un músico, tampoco sentí para nada que quisiera sobresalir por encima del entrevistado (lo que sí siento con Cristina Pacheco, por poner un ejemplo que no suele cuestionarse). Y 2) a través del contacto que propició el otro blog, donde lo único que recibí de Rodrigo fueron referencias y datos útiles para la contextualización histórica del rock, además de compartirme material sin ningún interés ni condición, justo como esta misma rúbrica. Así que por ambos cauces, no comparto tu opinión, estimado Margarito. Pero como ya señalé, el espacio está abierto para toda opinión, siempre y cuando sea respetuosa, y también por si el mismo Rodrigo quiere hacer sus descargos.
Un abrazo.
tienes razon me deje llevar y como dice el Jaime Lopez en esta rola,"dedicado a los unicos seres que saben guardar un secreto osea los chismosos....Margaritos"
ResponderEliminarme harias un gran favor si pudieras eliminar ese comentario. gracias
Amigo Margarito, lo eliminaré si así lo deseas, pero antes quisiera plantearte esto: creo que sería muy bueno que se quedara, porque no es común (créeme que cada vez lo es menos) que alguien reconozca una equivocación, sobre todo si se debe al contraste con la opinión de otro (en este caso, la mía). Creo, amigo Margarito, que reconocerlo como lo haces te engrandece. Y casi te podría asegurar que así lo pensaría el mismo Rodrigo (ojalá lo expresara, si es que llega a leer esto). Además, me parece muy bueno como ejemplo para los demás, sobre todo en contraste con las agresiones que han llegado a este blog y al otro, que ni siquiera tuvieron la decencia de sostener el derecho a réplica que ejercí. Creo, amigo Margarito, que el mejor favor que podría hacerte es dejar tus comentarios intactos, porque así también lo harías tú hacia nosotros con este ejemplo de digna autocrítica.
ResponderEliminarEspero que así lo consideres. Pero si aún así prefieres que lo borre, lo haré. Avísame.
Un abrazo agradecido y acarnalado.
Mi estimado Pingüino, ayer me enteré de que desafortunadamente murió el buen Jorge (que en verdad siempre fue un Coco Bueno) y al buscar algo sobre él me encontré de nuevo en tu entrañable blog.
ResponderEliminarAdemás de recordarlo tocando el piano, con Jaime en la voz, en el Estudio A de Radio Educación cuando .
Jaime había aceptado cantar el inicio de "Lo que te voy a contar" como rúbrica para la serie. A mi me ayudaba mucho descontextualizarla porque la intención era "contar" lo que sucedía entonces en el medio mexicano y ambos, muy generosamente, aceptaron la propuesta.
Al Coco, también lo recuerdo en la misma sesión levantando la cola del piano para, solito, grabar la rúbrica de salida que era la misma rola pero en piano y sin voz. ¡No solamente eso! se encargó, después de varios intentos, de darle otro sonido al piano al poner un juego de llaves en las cuerdas del mismo para lograr simular un sonido entre clavecín y pianola, muy a la Coco Bueno.
Valga este momento para volver a agradecer públicamente a ambos y que sirva para traer a mis recuerdos la bondad y la excelencia del querido Coco Bueno.
A ti, mi buen Pingüino, también agradecerte tu opinión y la existencia de tus análisis musicales, tan necesarios en estos nuevos, como en los viejos tiempos.
Qué penosa noticia, amigo Rodrigo. Lamentablemente se empiezan a marchar más seguido varios de los grandes músicos que ambos admiramos. El dolor es por nosotros, por lo que perdemos. Ni hablar...
ResponderEliminarUn abrazo, y qué bueno volver a leerte por acá, ojalá sea más seguido. Salud, por los que se van y por los que (mal) quedamos...
Hola Pingüino, ahora se me ocurrió preguntarte si llegaste a escuchar las siguientes estaciones:
ResponderEliminar-Rock 101
-Órbita
-Radioactivo
Y qué opinas de ellas.
¿Actualmente escuchas algo en la radio?
Y de pasó, qué andas leyendo y escuchando estos días.
Un abrazo.
Qué gusto leerte de nuevo, amigo Daniel.
ResponderEliminarSí, escuché creo que todas, unas más que otras. Te faltó "Espacio 59", sobre todo cuando se volcó a ella el propio Rodrigo de Oyarzábal por un tiempo. Sobre las tres que mencionas, lamentablemente me parecieron siempre muy disparejas. Por ahí aparecía algún programa bueno, pero siempre estuvieron permeadas del espíritu del "rock en tu idioma", que no era más que el pop más digerible en español, y en una muy buena medida incluso se centraron en la música en inglés. Así que nunca logré engancharme realmente con ninguna de estas estaciones. A veces prefería poner "Radio Universal", que continuamente se vuelve el peor revoltijo que puede haber, pero al menos nunca mostraba otra pretensión. Mucho antes de esto, escuchaba "Radio éxitos", y hasta "Radio Capital", por ejemplo el programa "Cara a cara" que conducía César Alejandre. U tiempo escuché el prgrama del rupestre Fausto Arrellín en "Radio Ciudadana" (creo que se llamaba "Roles y rolas"), hasta que lo cortaron, como siempre, y fui seguidor del "Rockanrolario" y "Apaga la luz" de Briseño. Pero en general me limitaba mucho a Radio Educación. Penosamente, hay demasiada música suelta, es decir, sin un programa, en la estación, así que carece de una programación formal verdaderamente sólida a mi parecer, y los espacios para el rock mexicano sólo pescan rolas sueltas, en ese contexto. La política de la estación siempre me ha parecido mediocre en ese sentido, poco ambiciosa, que nunca se moderniza, con continuos malos directores. No sé qué opinará Rodrigo, sería interesante conocer su visión desde adentro. En fin, es lo único que hay, ni modus. Ahora que no vivo en el DF la escucho de repente por internet, pero prefiero ver videos de rock clásico que yo mismo busco, la verdad...
Ah, y en cuanto a lo que estoy leyendo, acabo de empezar "Tiempo de abrazar", de Juan Carlos Onetti, una de sus primeras novelas, pero que publicó tarde. El libro también incluye varios de sus cuentos. Pero apenas empiezo, todavía no sé casi nada, pero imagino que será magnífico, como todo lo de él...
ResponderEliminarEn cuanto a lo que estoy oyendo, me he puesto a buscar en video rolas clásicas traducidas; algunas para recordar de qué tratan, y otras porque no lo sabía, y es una experiencia muy rica. En estos momentos estoy con las de Paul Simon, pero he ido de músico en músico desde hace un rato ya. Te recomiendo hacerlo.
Un abrazo, amigo Daniel, y qué gusto seguir en contacto.