Letra, música e intérprete: Rafael Catana.
Disco: El Nagual.
Disco: El Nagual.
En el anochecer, Tijuana aparece.
Sudando a mares,
el amor se despide en silencio,
y este sol paladar,
y todo el rubor de una mujer
fronteriza,
y todo el rubor de una mujer
fronteriza.
Tengo el pelo largo,
y nada que ver con tus recuerdos:
1943, rumbo a San Francisco,
el hambre de amor,
un traje negro,
los amores idos
y venidos,
los amores idos
y venidos.
En el anochecer, Tijuana aparece.
Sudando a madres,
el amor se despide en silencio,
y este sol paladar,
y todo el rubor de una mujer
fronteriza,
y todo el rubor de una mujer
fronteriza.
Y todo el rubor de una mujer
fronteriza,
y todo el rubor de una mujer
fronteriza…
Sudando a mares,
el amor se despide en silencio,
y este sol paladar,
y todo el rubor de una mujer
fronteriza,
y todo el rubor de una mujer
fronteriza.
Tengo el pelo largo,
y nada que ver con tus recuerdos:
1943, rumbo a San Francisco,
el hambre de amor,
un traje negro,
los amores idos
y venidos,
los amores idos
y venidos.
En el anochecer, Tijuana aparece.
Sudando a madres,
el amor se despide en silencio,
y este sol paladar,
y todo el rubor de una mujer
fronteriza,
y todo el rubor de una mujer
fronteriza.
Y todo el rubor de una mujer
fronteriza,
y todo el rubor de una mujer
fronteriza…
Al contrario del post anterior, muchas veces no son los detalles de un traslado los que impactan la sensibilidad del artista, sino lo contrario: su riqueza compacta en un solo lugar, lo sorprendente de ese hacinamiento tan variado, complejo, contradictorio y aun caótico, en tan poco terreno. Que la belleza y lo deforme puedan latir al unísono bajo la costumbre, el sincretismo, los ritos, el clima salvaje, etc., siempre desestructuran cualquier lógica inmóvil, asentada. De ahí la riqueza de los viajes, de confrontarnos con otras culturas. Pero no es necesario ir a otro país (lo que sin duda enriquece muchísimo), porque como dijo José Emilio Pacheco, basta con ir al pueblo siguiente para ser extranjero, porque como dice el personaje de Federico Luppi en la película Martín (Hache) de Adolfo Aristarain, la verdadera patria es el barrio, los amigos. Con el resto de la nación uno comparte ciertos códigos, incluso la mayoría, pero existen las suficientes diferencias como para ser un auténtico fuereño, y que esa realidad adquiera cierta magia, sorpresa y atracción, muchas veces desde la belleza, pero también desde la angustia, el temor, la repulsión, etc. Y nada mejor que la provincia para despertar ese misterio seductor, que intriga, que inspira. Ya vimos cuánto se le ha cantado a la Ciudad de México, a la gran capital. Pero los rockeros siempre han valorado también las riquezas y miserias de la provincia, de los pueblos mínimos, olvidados. Basta recordar las excursiones de los hippies a Huatla, o lo que ha pasado después con Tepoztlán, Real de Catorce, y desde la conciencia política, con San Cristóbal de las Casas y otros pueblos de Chiapas. Podemos citar, asimismo, los casos de todo el disco Alvaraderías de Roberto González, o las referencias a Guadalajara de los músicos oriundos o que radican ahí, como El Personal y Gerardo Enciso, pero también de Rafael Catana. Ni hablar de todas las referencias literarias, herederas de las novelas bucólicas y pastoriles, como Dafnis y Cloe de Longo, La Arcadia de Lope de Vega y La Galatea de Cervantes, de las églogas de Virgilio y Boccaccio en la poesía, y también de las novelas costumbristas, como María de Jorge Isaacs, las obras de Pérez Galdós y Leopoldo Alas, y en el caso de México, todo el ciclo de la novela de la Revolución Mexicana, de Agustín Yáñez, Mariano Azuela, Martín Luis Guzmán, Mauricio Magdaleno, pero también de la costumbrista de Manuel Payno, José Rubén Romero, y sobre todo Rafael Delgado, hasta llegar a su total renovación crítica y estilística, con Juan Rulfo, Juan José Arreola y Carlos Fuentes, así como Ramón López Velarde en la poesía. En todos estos autores, la provincia, y sobre todo los pueblos pequeños y tradicionalistas, pasaron de la admiración de su placidez a la sensación de asfixia ante su espíritu reaccionario, limitante, atrasado. ¿Cuál es la verdad de la vida provinciana? Toda, abarca toda esa gama. Lamentablemente en el caso de México se nota más su violencia, su atraso, como podemos ver también en el cine, en películas como Canoa y Las Poquianchis de Felipe Cazals, El lugar sin límites y El evangelio de las maravillas de Arturo Ripstein, etc.
Quizá no hay mejor ejemplo de ciudad provinciana contradictoria, intensa y dolorosa que Tijuana. Al igual que todas las ciudades fronterizas con Estados Unidos, la realidad de Tijuana es áspera, aguda, límite. La literatura y el arte han revisado esta realidad, sus personajes, su ambiente rudo, en obras como la película Camino largo a Tijuana de Luis Estrada y el libro de cuentos Tijuanenses de Federico Campbell. Y por las influencias directas del país del norte, siempre ha sido una ciudad importante para el rock mexicano, y se convirtió en el lugar donde llegaban discos exclusivos (al estilo de lo que pasaba con Liverpool en Inglaterra, con la marina mercante). De ahí salieron los Tijuana Five, Javier Bátiz, Tijuana No!, Julieta Venegas, y aun Santana, porque ahí despegó su éxito hacia Estados Unidos, lo mismo que pasó con Olaf de la Barreda y Fito de la Parra (con el grupo Canned Heat) y, en alguna medida, Abraham Laboriel. No extraña, entonces, el interés de varios músicos por conocer esa realidad y tocar ahí.
El impacto de Tijuana está expresado de la manera más notable en la canción homónima de Rafael Catana. En la línea del minimalismo altamente poético de Cisne, Catana logra capturar en unas cuantas líneas esa belleza contradictoria y hasta decadente de la ciudad fronteriza que, como sus mujeres, posee un pudor inocente, mezclado con un sudor y una soledad amargos, hondos, indelebles, arraigados por un proceso histórico marginal y extremo, de rincón olvidado, pero también de puente, de filtro entre la inclemencia paupérrima del migrante y el falso sueño del desarrollo estadounidense, sin raíces, discriminatorio, así como de campo de batalla para narcos y clientes, asesinos y migra racista, prostitución y contrabando, todo manchando un paisaje árido, salvaje, transpirado, pero de inconsciencia y fatalidad con tintes de inocencia. Ciudad corrompida, violada, pero inocente muy en el fondo, porque no conoce más que “hambre de amor”, fugacísimos “amores idos y venidos” y recuerdos oxidándose a la intemperie desértica bajo ese “sol paladar” (magnífica figura poética, que recuerda la “voz caguama” de Cisne). Por ello, el artista, sensible a ese panorama desolador y fuerte, sólo alcanza a ser testigo impotente, conmovido: “tengo el pelo largo, y nada que ver con tus recuerdos”. Seguro por esa amargura, la sencilla, pero poética frase “sudando a mares” del inicio, al final se convierte en la irritada y áspera “sudando a madres” (sin importar que el cambio haya sido inconsciente).
Por su parte, la música de Tijuana está entre la balada-rock y la canción rupestre clásica, con la sobriedad de los pocos acordes, rasgo habitual en Catana, no demasiado ambicioso en el plano musical. Pero como también acostumbra, hace que esa sencillez se vuelva disfrutable, parte de su esencia, casi como un rasgo de pureza, y no como deficiencia, como en El mago, La reina y las ya revisadas Sólo la lluvia y Dama en la carretera, entre muchos ejemplos. Además, quienes conocimos la estupenda primera versión de Tijuana, a guitarra electroacústica sola, podemos apreciar la búsqueda, el esfuerzo del arreglo en la versión del disco El Nagual. El inicio, con esa figura de bajo sólido, y los cambios de ritmo que la canción adquirió en su versión editada, muestran la ambición musical de Catana. Le dan otro sentido a la rola, y aun sin estar seguro de si fue para bien (sin el referente previo, no cabría duda de que es un arreglo más que correcto), el notorio trabajo se agradece. La voz de Catana aumentó ligeramente su carga rasposa, y esa sí es una decisión un poco desafortunada (sobre todo en la figura final, excesiva), aunque no lo suficiente para deteriorar el nivel de la canción. Justamente porque el minimalismo de la letra es altamente poético, la sencillez de la melodía se equilibra, armando al final una rola estupenda, profunda, que conmueve como toda búsqueda de la belleza recóndita, agazapada tras la aspereza de la superficie.
Quizá no hay mejor ejemplo de ciudad provinciana contradictoria, intensa y dolorosa que Tijuana. Al igual que todas las ciudades fronterizas con Estados Unidos, la realidad de Tijuana es áspera, aguda, límite. La literatura y el arte han revisado esta realidad, sus personajes, su ambiente rudo, en obras como la película Camino largo a Tijuana de Luis Estrada y el libro de cuentos Tijuanenses de Federico Campbell. Y por las influencias directas del país del norte, siempre ha sido una ciudad importante para el rock mexicano, y se convirtió en el lugar donde llegaban discos exclusivos (al estilo de lo que pasaba con Liverpool en Inglaterra, con la marina mercante). De ahí salieron los Tijuana Five, Javier Bátiz, Tijuana No!, Julieta Venegas, y aun Santana, porque ahí despegó su éxito hacia Estados Unidos, lo mismo que pasó con Olaf de la Barreda y Fito de la Parra (con el grupo Canned Heat) y, en alguna medida, Abraham Laboriel. No extraña, entonces, el interés de varios músicos por conocer esa realidad y tocar ahí.
El impacto de Tijuana está expresado de la manera más notable en la canción homónima de Rafael Catana. En la línea del minimalismo altamente poético de Cisne, Catana logra capturar en unas cuantas líneas esa belleza contradictoria y hasta decadente de la ciudad fronteriza que, como sus mujeres, posee un pudor inocente, mezclado con un sudor y una soledad amargos, hondos, indelebles, arraigados por un proceso histórico marginal y extremo, de rincón olvidado, pero también de puente, de filtro entre la inclemencia paupérrima del migrante y el falso sueño del desarrollo estadounidense, sin raíces, discriminatorio, así como de campo de batalla para narcos y clientes, asesinos y migra racista, prostitución y contrabando, todo manchando un paisaje árido, salvaje, transpirado, pero de inconsciencia y fatalidad con tintes de inocencia. Ciudad corrompida, violada, pero inocente muy en el fondo, porque no conoce más que “hambre de amor”, fugacísimos “amores idos y venidos” y recuerdos oxidándose a la intemperie desértica bajo ese “sol paladar” (magnífica figura poética, que recuerda la “voz caguama” de Cisne). Por ello, el artista, sensible a ese panorama desolador y fuerte, sólo alcanza a ser testigo impotente, conmovido: “tengo el pelo largo, y nada que ver con tus recuerdos”. Seguro por esa amargura, la sencilla, pero poética frase “sudando a mares” del inicio, al final se convierte en la irritada y áspera “sudando a madres” (sin importar que el cambio haya sido inconsciente).
Por su parte, la música de Tijuana está entre la balada-rock y la canción rupestre clásica, con la sobriedad de los pocos acordes, rasgo habitual en Catana, no demasiado ambicioso en el plano musical. Pero como también acostumbra, hace que esa sencillez se vuelva disfrutable, parte de su esencia, casi como un rasgo de pureza, y no como deficiencia, como en El mago, La reina y las ya revisadas Sólo la lluvia y Dama en la carretera, entre muchos ejemplos. Además, quienes conocimos la estupenda primera versión de Tijuana, a guitarra electroacústica sola, podemos apreciar la búsqueda, el esfuerzo del arreglo en la versión del disco El Nagual. El inicio, con esa figura de bajo sólido, y los cambios de ritmo que la canción adquirió en su versión editada, muestran la ambición musical de Catana. Le dan otro sentido a la rola, y aun sin estar seguro de si fue para bien (sin el referente previo, no cabría duda de que es un arreglo más que correcto), el notorio trabajo se agradece. La voz de Catana aumentó ligeramente su carga rasposa, y esa sí es una decisión un poco desafortunada (sobre todo en la figura final, excesiva), aunque no lo suficiente para deteriorar el nivel de la canción. Justamente porque el minimalismo de la letra es altamente poético, la sencillez de la melodía se equilibra, armando al final una rola estupenda, profunda, que conmueve como toda búsqueda de la belleza recóndita, agazapada tras la aspereza de la superficie.
Este disco no lo he escuchado, ¿de qué año es?, la canción me suena muy típica del buen Catana, a ver si consigo el disco para escucharlo todo y asunto aparte ¿qué sabes de lo que hace Catana en la actualidad?
ResponderEliminarAmigo Ariel, qué gusto tenerte de vuelta por acá, ya se extrañaban tus enriquecedoras opiniones...
ResponderEliminar"El Nagual" es el segundo disco del Catana, luego de "Polvo de ángel", y antes de "La rabia de los locos", y creo que es de 1996 o 1997. La verdad hace mucho que no sé de él, pero supongo que sigue tocando y dando clases. También tenía un programita de radio, pero no sé si siga...
Un abrazo acarnalado.
UN saludo mi estimado pingüino, esta es sin duda una de mis rolas favoritas de rafael,es un tema muy viejo que catana ya cantaba a principios de los ochenta pero que grabó hasta el 97,por cierto y para contestarle tambien a a Ariel,catana sigue activo como siempre, se presenta con frecuencia en foros aquí en el d.f.y es común verlo en todo tipo de eventos musicales y culturales como fue hace unos dias que lo saludé en la presentación del nuevo disco de roberto gonzález en un foro en coyoácan.
ResponderEliminarMil gracias por el aporte, estimado Simón. Catana fue el último rupestre en grabar un disco (además de Beto Ponce, que de hecho nunca terminó su único intento de grabación), de ahí la tardanza en grabar Tijuana. Y coincido contigo, es de mis favoritas de él.
ResponderEliminarMuchos saludos.
Estimados Pingüino, Ariel y Simón:
ResponderEliminarEn efecto Catana sigue tocando en muchos foros (yo también estuve, Simón, en la presentación del más reciente de Roberto González) y lo más importante es que en uno o dos meses estará terminando la producción de su nuevo disco (ya lo presentaremos (como el de Roberto y Jaime) en Radio Educación.
Por cierto, mi querido Pingüino, 'Pueblo de Patinetas' es un programa, no programita (jajaja)
un abrazo
Desde el punto de vista de la calidad, sin duda alguna, estimado Rodrigo. Pero lo califiqué así sólo porque las últimas veces que lo escuché, hace mucho, duraba como 15 minutos nada más, así que era más una cápsula o algo así. No sé si después aumentó su duración...
ResponderEliminarUn abrazo, y perdón por el incumplimiento con lo acordado, pero el viaje de trabajo se me vino encima, y estoy aún en ello (por eso ni he publicado, como se podrá notar, apenas alcanzo a mal-responder los comentarios)...
Un abrazo.
Que buena noticia mi estimado rodrigo, espero que se pueda asistir a la presentacion del disco del gran rafael catana en radio educación,porque realmente es para celebrar que compositores y artistas de este calibre publiquen un nuevo disco.rafael catana escribe poesia de altos vuelos como menciona el pinguino en uno de sus exquisitos textos.
ResponderEliminarMil gracias, amigo Simón. Y coincido en la celebración de la noticia del nuevo disco de Catana.
ResponderEliminarUn abrazo.
Jairo: Buena noticia, nuevo disco de Catana, por cierto me descargue todas las 100 canciones del rock mexicano para disfrutarlo en mi casa. Gracias por el aporte.
ResponderEliminarGracias a ti por el interés, estimado Jairo. No sé cómo habrás "descargado" las 100 rolas (supongo que en realidad las grabaste). Ya expliqué por ahí por qué no puse el material para descarga, pese a que me hubiera gustado. En todo caso, genial por ti.
ResponderEliminarMuchos saludos.
Suave el análisis que haces a esta preciosidad de canción mi buen Pingüino, y la forma en describes a esa Ciudad Fronteriza, recuerdo haber viajado hace un buen de años y leer en las paredes “si eres mexicano, mata un chilango” supongo que de esto derivo la frase del Jaime, “nena, has patria y ama a un chilango”, era grueso viajar por esos lares, pero supongo que para muchos si es un deleite.
ResponderEliminarY la poesía que comentas del Catana es picuda para mí el escuchar “polvo de ángel”, hasta el titulo está lleno de poesía, cada rola merecería aparecer en este tu blog para disfrutarlas aun mas.
Y sobre lo que preguntas en como bajar las rolas, yo lo hago con un programa que se llama “JETAUDIO”, es un reproductor y se baja gratis, en las opciones “TOOLS” en la opción de grabar “RECORD” aparecen varias opciones escoges “MEZCLA DE SALIDA DE ONDA” y cuando inicies la rola le das grabar y ya está, puedes ponerle el nombre y la carpeta en donde quieras que se almacene, en esta versión gratuita solo las graba como “WAV” -después que he grabado varias uso otro programa que se llama “SWICHT SOUND FILE CONVERTER” que también es gratuito y convierto las rolas a MP3-, puedes hacerlo 1x1 o de a muchas y escoges la calidad la mayoría de rolas están a 128kb yo acostumbro a 192 no pierde tanta calidad y no consume demasiado disco duro lo mejor es a 320 es entretenido, hay que tener cuidado al hacerlo por que se graba todo lo que se escucha en las bocinas, canciones, audios de videos, de películas, etc. si llega un correo también se graba el sonidito sobre la rola que estas grabando
Y así hay infinidad de programas, yo me acostumbre a estos y me gustan porque bajan las rolas con mucha calidad.
En lo que estaba en esto baje la rolita del blog de Arrellin http://www.veengle.com/s/Arrell%C3%ADn.html tiene buenas canciones aquí visitenlo, (tarda uno más tiempo subiendo la canción)
El Sr. Gasolinera del Rockdrigo aquí la dejo. https://rapidshare.com/files/1386429606/qual_-_sr._gasolinero.rar
Saludos estimado Prócer de las letras Pingüino Elemental.
Muchas gracias por el aporte y el tip técnico para los visitantes, amigo Margarito. Como suponía, en realidad no se trata de descargas, sino de grabar el audio de la computadora.
ResponderEliminarEso de "haz patria, mata un chliango", según sé nació en Guadalajara, por el pésimo y prepotente comportamiento de los chilangos cuando turisteaban ahí. López, en efecto, tomó eso para responderlo con inteligencia e ingenio, opuesto, como se debe, a toda muestra de odio. En todo caso, todo eso terminó cuando ocurrieron las explosiones del drenaje en Guanatos, al ver que los chilangos actuaban con solidaridad y sensibilidad. Como en el terremoto del 85, la gente se portó a la altura, en contraste absoluto con la imbecilidad de las autoridades políticas, y afortunadamente ese odio se olvidó para siempre...
Un abrazo.
Hola Pinguino, ya que en esta entrada mencionas "Canoa", quiero saber tu opinión sobre esa película. La vi hace poco y me pareció angustiante, y a la vez deprimente por el retrato de ese evento horrible y de comunidades parecidas que aun hoy parecen no salir nunca del atraso: pueblos feos, pobres, aburridos y a veces peligrosos (en años recientes han ocurrido linchamientos similares, como el de unos muchachos encuestadores, me parece que en Puebla también); cuando me toca estar en lugares así y hay fiesta patronal, asocio los bailes y música de diablos y santiagos, los cuetes y rezos, las procesiones, etc. con ese atraso, con esas experiencias limitadas de la vida de pueblo donde las tradiciones religiosas todavía están muy vigentes; aunque lo hago con cierta culpa porque sé que para esas personas es algo importante, y mi juicio bien puede ser tildado de elitista, clasista, snob, etc. no sé qué opines al respecto.
ResponderEliminarBueno, volviendo a la película, alguien me dijo que todas esas películas (las producidas por el echeverrismo-lopezportillismo), por más que hayan sido alabadas en su momento, han envejecido mal, y hoy se ven aburridas, acartonadas y de plano mal hechas, ¿tú qué opinas?
Y aprovechando, dime qué lecturas has hecho últimamente y hoy en día.
Ah, otra: en este momento estoy escuchando a Egberto Gismonti, ¿te gusta?
Saludos.
Siento lo mismo respecto a los pueblos, amigo Daniel, pero sin temor de ser snob ni nada por el estilo, porque tengo claro que ese atraso es producto de años de abandono gubernamental, de incultura como estrategia política (ya lo hemos comentado), etc., así que no culpo a la gente. Por cierto que en San Miguel Canoa hace unos días hubo un linchamiento con muerte, a un supuesto delincuente. Han pasado reportajes desde el pueblo, donde la gente es muy desconfiada, y resiente la mala fama que les dejó esa experiencia real, pero por lo visto el atraso no ha cambiado nada.
ResponderEliminarrespecto a la película, es verdad que se nota un estilo ya superado, pero como siempre, las obras se analizan también de acuerdo a su contexto histórico. Eso explica que el arte evolucione, ¿no? me sigue pareciendo una buena película, a pesar de los conocidos excesos de Casalz, que de hecho son su sello. Valoro la película en su contexto, pero siempre hallándola una buena película, pese al sólido artículo en su contra de Jorge Ibargüengoitia (quizá por ahí lo encuentras).
Respecto a las lecturas, estoy a la mitad de "La vida de los elfos" de Muriel Barbery. Su obra más famosa, "La elegancia del erizo", me fascinó (la película es muy buena, pero el libro es muy superior, lo recomiendo mucho), así que busqué con mucho entusiasmo este nuevo libro, pero la verdad esperaba otra cosa, no porque sea malo, sino porque la fantasía más infantil no era lo que deseaba...
Y finalmente, no conocía a Gismonti, me puse a escuchar varias piezas ahora por tu referencia, y sí, me gusta, aunque, como ya conté, aprecio el jazz, pero mi esencia es, inevitablemente, rockera, así que siempre me resulta un tanto ajeno. Es decir lo aprecio racionalmente, porque puedo valorar todos sus méritos musicales, pero emocionalmente no es lo mío. Pero tengo clarísimo que la deficiencia es mía.
Un abrazo.